Hace muchos años que no experimentaba un malestar físico tan fuerte: pasé 5 días en cama con un fuerte resfriado. Mis síntomas: mis ojos no paraban de llorar, mi nariz no dejaba de escurrir, tenía una debilidad total, estaba extremadamente emocional (¡más de lo normal!), sufría de un permanente dolor de cuerpo y, literalmente, no tenía ganas ni cabeza para nada.

Como buena practicante de medicina alternativa, mi primera reacción cuando enfermo es dejar que el padecimiento fluya. Permito que mi cuerpo se deshaga de lo que le está causando dolor y simplemente lo proveo del espacio y los cuidados necesarios para deshacerse de aquello que —sin darme cuenta— había acumulado. Como lo único que podía hacer era cerrar los ojos, pues me di reiki y medité en todo momento.

Una vez que la crisis comienza a pasar y que tengo la cabeza un poco más despejada, entonces empieza el cuestionamiento: ¿De dónde viene esto? ¿Cuál es el origen de este gran malestar que estoy sintiendo?

Las respuestas van llegando poco a poco, algunas a través de mi equipo sanador al que siempre acudo cuando necesito ayuda y quienes me proporcionan información muy valiosa , otras llegan a mi como ideas o sensaciones que van haciendo que mi situación se vuelva más clara.

Lo obvio es que como vivo en un país con un clima frío y con un invierno largo y gris, pues mi cuerpo que nació en calor se desajusta por completo y no puede más, frío adentro y frío afuera es demasiado, y si a eso le agregamos que la gripe normalmente se manifiesta cuando llevamos nuestra mente al exceso de pensamiento, pues bueno, ya está, explotó mi cuerpo físico.

Sin embargo, siempre me gusta ir más profundo, encontrar respuestas con mayor significado y que sobre todo me lleven a un aprendizaje …

Así que ahí fui, entré en ese mundo misterioso, al que muchas veces nos da miedo entrar porque no sabemos qué tipo de monstruos pueden estar a la espera de que se abra la puerta.

Encontré algo que ya había trabajado en otras ocasiones, pero que como siempre, ahora se me presentaba desde otro ángulo. “Soltar el pasado”.

Conscientemente vivo en el momento presente, agradezco lo que soy, vivo y tengo, disfruto mucho mi camino, sin embargo pude detectar aquellas pequeñas cosas que me hago a mi misma con las cuales activo mi dolor yo solita, esas cosas que hago de manera inconsciente para causarme dolor. ( no necesito a nadie, solita parto mis cebollas para llorar).

Me di cuenta de que llevaba algunos meses activando silenciosamente el dolor en mi a través de pensamientos, canciones, películas y conversaciones que me llevaban a recordar mis pérdidas, mis abandonos y que como no son recientes y ya los he llorado mucho, no había necesidad real de llorarlos, por lo cual no dejaba salir la emoción al momento de sentirla, sino que la había estado acumulando, como esas gotitas de lluvia que fueron acumulándose hasta que la presa se desbordó.

Al llevarme a esos recuerdos y añoranzas con tanta frecuencia, llevaba también a mi cuerpo a activar las emociones de tristeza, melancolía, dolor y eso de manera muy silenciosa, se iba acumulando poco a poco en mis células.

Con esto no quiero decir que es malo recordar o añorar, pero en este caso lo que me ocurrió fué que lo estuve activando en mi durante un largo periodo de tiempo, no eran sólo pequeños momentos o pensamientos pasajeros, era tomarme el tiempo de conectar con el dolor, con extrañar, sin en realidad tener una razón real para hacerlo.

Mi malestar al encontrar esto, ya no fue con la vida, ni con lo que me ha ocurrido, no busque culpables, pero sí me enojé CONMIGO porque yo solita tengo la gran capacidad de crearme este dolor sin necesidad alguna, un dolor por lo pasado, un dolor que no me lleva a nada más que a lastimarme a mí misma y a dejar de gozar lo que tengo en el PRESENTE, lo que es REAL.

Me di cuenta de que necesitaba una sanación urgente a esa versión de mi a la que le encanta sufrir, aquella a la que sin drama siente que no le da sentido a su vida, a aquella que se siente culpable cuando no tiene razón para sufrir y sí muchas razones para ser feliz.

¿De dónde viene esta versión de mí? De todo, de mi pasado, de mi familia, de mi cultura, de mi personalidad de las telenovelas que tanto vi en la infancia 🙂.

Entendí lo muy apegada que estoy a sentir dolor, la gran importancia que le doy en mi vida al apego al pasado y lo tóxico que esta relación genera en mí, así como lo fácil que es llevarme al dolor sin ni siquiera hacerlo consciente.

Hoy abracé a esa versión de mi con mucho amor , le agradecí, pero le pedí desde el fondo de mi corazón que se vaya a ser feliz y que me deje ser feliz, que la llamaré cuando sea necesario llorar por razones reales, pero que mentalmente me permita vivir libre de ella .

Mi cuerpo físico enfermó y sólo fué el reflejo de lo que mi mente activó a través de pensamientos y emociones , baje la frecuencia de mi energía al conectar con emociones dolorosas y así mi sistema inmune se vió afectado.

Todos somos energía y vuelvo a comprobar en mi, la importancia de estar atentos todos los días a lo que nos hacemos a nosotros mismos, con tan sólo un pensamiento.

No me gusta estar enferma, pero lo que siempre agradezco es la oportunidad de encontrar lo que me enferma de mí.

Con amor y respeto

Ana