En el mundo en el que me muevo (y he creado para mí), la sanación es lo de ¡HOY!
Doy terapias individuales y de grupo a través de las cuales cada persona en busca de una alternativa sanadora, se abre a compartir conmigo, sus historias, sus miedos o experiencias para encontrarse y recuperarse a sí misma.
Lo que ninguna de estas personas sabe, es que cada vez que me permiten acompañarlas y que encuentran sus propias respuestas, a quien sanan es a MI.
A los 28 años inicié mi camino en el área espiritual y de desarrollo humano, mi maestra de Reiki desde aquella primer clase impartida en la sala de su casa en un ambiente sereno, con velas, olor a incienso, ventanas abiertas que permitían entrar la luz del sol y miradas ávidas de información nos dijo : “Cada vez que das una sesión de Reiki, quien sana eres tú”, en su momento mi mente era muy literal y pensé “Reconozco que tengo muchos dolores que sanar, pero mi motivación para aprender es ayudar”.
En esa época mi vida era un tsunami de emociones y situaciones personales, mi mamá enfrentando un cáncer de mama, mi hermano separándose de su pareja con una niña pequeña, mi padre angustiado por la salud de mi madre (y la preocupación financiera que esto representaba), yo terminando una relación de 15 años con mi primer amor…
Eran de esos momentos en la vida en los que sólo pensamos que los astros o el universo entero está en contra de nosotros, esos momentos en los que quieres decir, “Que paren este carrusel, yo me quiero bajar ya”.
Y ahí en medio de este intenso momento de cambio, apareció el mundo de las terapias alternativas, comencé por recibir Reiki de las manos (literal) de mi gran maestra, descubrí la meditación, cursos, libros de auto ayuda y todo tipo de charlas, rituales y técnicas que me pudieran ayudar a nadar en estas aguas tan turbulentas.
Comencé por reconocer mis emociones en torno a lo que ocurría, a reconocer entre lo que yo podía cambiar y lo que no , me permití de la mano de mi terapeuta, aprender a vivir en el momento presente, un día a la vez, “Sólo por hoy” como decimos en Reiki.
Siendo muy honesta, mi motivación para estudiar era salvar a mi mamá de su cáncer, había escuchado tantas historias sobre las afirmaciones positivas, el poder de la mente y cómo con sólo pedir al universo, los milagros ocurren, que decidí poner manos a la obra y en cuanto mi maestra abrió el primer curso, no dudé ni un segundo en inscribirme; después de todo, amaba estar los sábados por la mañana en la sala de su casa, oliendo incienso y descubriendo temas tan fascinantes que por alguna razón inexplicable, me hacían sentir muy bien.
Tenía, además, la sensación de ser escuchada, apoyada y de compartir un espacio neutro en donde todo se veía más luminoso que en la soledad de mis pensamientos.
Adicional a mi descubrimiento espiritual me permití abrirme al mundo del sentido del humor, mi padre siempre fue muy bromista, de ese tipo que con cara seria hace travesuras o te suelta una frase que te hace reír, siempre que mis amigas le preguntaban “¿Cómo está señor?” él respondía con una cara muy amorosa “Que te importa” , frase que al día de hoy recuerdan con mucho cariño por su forma tan particular de ser.
Así que yo activé ese super poder en mi en medio del tsunami, comencé a reírme de todo lo que iba ocurriendo, a encontrar lo absurdo en medio del dolor y gracias a ese sentido del humor logré activar mi capacidad de transformar lo más doloroso en algo hermoso.
La combinación de mi práctica espiritual más el sentido del humor me ha ayudado desde entonces a comprender que la vida no es ni un extremo, ni el otro, que los colores y los grises son permitidos, me ayudó también a entender que no por llevar una práctica espiritual, la vida tenía que ser seria y formal y que la risa es tan sanadora como una meditación. Por lo cual en mis clases y sesiones siempre se me saldrá una broma, una mala palabra o un ejemplo sarcástico, porque así me siento más YO.
Hoy tras 18 años de haber iniciado esa nueva forma de vivir, entiendo las palabras de mi maestra, hoy reconozco que cada vez que un paciente o un alumno se acerca a mí, es porque me está ayudando a sanar una de esas capas de dolor que aún quedan en mí, que cuando doy una sesión y escucho lo que digo, entiendo que no sólo se lo digo a mi paciente, sino que me lo confirmo a mí, en innumerables ocasiones he encontrado mis respuestas y mi propia sanación a través de las sesiones que imparto y es por eso que hoy honro con todo mi respeto y gratitud a cada uno de mis alumnos y pacientes, porque gracias a cada uno de ellos hoy soy más ANA.
El objetivo inicial de mis estudios de Reiki era salvar a mi mamá, lo que no sabía en ese momento es que la que necesitaba de esa herramienta para ser salvada era YO y aún al día de hoy sigue siendo mi herramienta personal de sanación.
Gracias a mi mamá, al dolor de mi hermano y a las preocupaciones de mi padre,he abierto la puerta hacia la sanación de mi alma, gracias por haber sido mi pretexto y/o motivación para hoy reconocer que cada persona y cada situación es una oportunidad de crecer, para ver la vida con otros ojos y para siempre tener algo nuevo que aprender de mi.
Gracias
Meditaciones hacia el Auto Reconocimiento
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Soy Ana Vargas
Soy mexicana y radico en Luxemburgo desde hace 14 años.
Me dedico a promover la salud emocional a través de programas y sesiones de terapias alternativas enfocadas al Auto Reconocimiento.
Disfruto mucho cuando acompaño a las personas a ser más concientes de si mismas para vivir de una forma plena y más equilibrada.
Mi rutina de vida diaria incluye meditación, Reiki y momentos de atención plena para apreciar el momento presente y así aprender y disfrutar de cada instante.
Entre las herramientas de acompañamiento que ofrezco se encuentra Reiki, meditación guiada, Theta-healing y programas creados a lo largo de 19 años de experiencia en el mundo del crecimiento personal
Gracias por permitirme contribuir a tu bienestar.
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