Cuando salgo de vacaciones, tengo la facilidad de desconectarme del mundo y de conectar conmigo y con el momento presente, viajar es una de las formas más hermosas de meditación ( un poquito cara jijiji pero que llena el alma).

En estas vacaciones de invierno fuimos a los Alpes y no dejé de maravillarme por las creaciones de la Tierra, de verdad que somos muy bendecidos de poder vivir en un lugar tan bello como este planeta.

Al ir subiendo la montaña, pudimos observar la falta de nieve, comparado con años anteriores, mis pensamientos comenzaron a tomar un rumbo de preocupación por el planeta, por la gente que vive del turismo de invierno y por el avenir de estos lugares.

Muy pronto me di cuenta de que con mis pensamientos sólo estaba generando angustia en mi, así que mientras seguíamos subiendo respiré y decidí conectarme con lo bello que veían mis ojos.

Inmeditamente un pensamiento más profundo apareció...

"La Tierra sabe lo que hace, ella es más sabia"

Y desde ese lugar de confianza y amor por el planeta me permiti disfrutar de la aventura.

Los viajes siempre nos llevan a un lugar más profundo a un viaje interior, a eso que llamamos introspección y en esta época del año, no puede ser la excepción.

Iniciar un ciclo siempre es motivante, pero invariablemente este tipo de desconexión de la rutina me lleva a replantear mi camino ( especialmente el laboral).

Me pongo en modo auto evaluación, me regaño por lo que no he logrado, me reconozco lo que si he hecho y sueño con lo que quiero manifestar. Me motivo y desmotivo yo solita (no necesito gran ayuda para la desmotivada)

Hoy, ya he regresado al ritmo de la vida diaria y reconozco mi caos mental, la cabeza llena de planes e ideas, de miedos, de sabotajes y de sueños.

Esta vez no estoy peleando con el proceso de caos (antes me agobiaba mucho) , pero ahora sé que es necesaria esta tormenta para encontrar la calma, sé que sin este proceso de auto reconocimiento, no avanzaría en la dirección que debo vivir.

A veces los viajes internos no son tan agradables y luminosos, sin embargo, amo el darme el tiempo de disfrutar de mi caos, porque sé que al abrazarlo, llega la paz.

En enero pongo orden y pido ayuda al Universo y a la Tierra para que me ayuden a ver con claridad la mejor forma de servir y de vivir mi camino con alegría.

¡¡¡Feliz Enero caótico!!!